Un año más, este pasado sábado 8 de junio, tuvo lugar en Puigcerdà una de las marchas cicloturistas más longevas del Pirineo: la 3 Nacions 2024.
Este ha sido el primer año en el que he participado, aunque llevaba tiempo queriendo asistir a esta famosa marcha. He quedado encantado. Recorrido exigente —asequible con algo de entrenamiento—, buena organización y unos paisajes espectaculares son siempre sinónimos de diversión. Tal vez el único punto que no me ha gustado ha sido que el recorrido no estaba cerrado al tráfico.
El polideportivo de Puigcerdà fue el centro neurálgico de la marcha. Allí se encontraba la recogida de dorsales, feria de patrocinadores, etc. Y, el día de la marcha, la salida y la llegada, la entrega de medallas, comida, duchas, etc.
Cómo viví la 3 Nacions 2024
Como todos los eventos de este tipo, lo primero que había que hacer era ir a recoger el dorsal. A la hora de hacer la inscripción te pedían un rango de horas en el que querías recoger tu dorsal, pero parece ser que no servía para mucho y la gente iba cuando quería. Yo fui en mi rango —al final de la tarde del viernes— y, por suerte, no había mucha gente y el trámite se hizo rápido. La bolsa del participante incluía: un bidón, un pack de alimentación —barra, gel, gominola, chocolatina, etc.— y algún que otro pequeño regalo. Aparte se entregaba el maillot conmemorativo de la marcha.
Recorrido
Sábado 8 de junio a las 7:30, bueno, en realidad a las 7:32, empieza la 3 Nacions 2024. Habían caído un par de gotas desde el alojamiento hasta la salida, pero no tenía pinta de que fuera a llover mucho más. Por supuesto, me equivoqué y en el tramo entre Puigcerdà y La Seu d’Urgell nos cayó alguna que otra cortina de lluvia —con barro gracias al polvo en suspensión—.
Desde Puigcerdà hasta La Seu d’Urgell era prácticamente todo bajada a excepción de algún pequeño repecho. Empezar una marcha con una bajada de 50 km solo puede significar una cosa: velocidad, mucha velocidad. La media de estos primeros 50 km superó los 40 km/h.
Desde La Seu d’Urgell, aunque poco a poco, empezaba la subida que nos llevaría hasta la cima del puerto de Envalira —oficialmente empieza en Andorra la Vella— atravesando de sur a norte Andorra. Es decir, subíamos desde algo menos de 700 metros hasta algo más de 2.400 metros de altitud. A lo largo de esta subida teníamos tres avituallamientos: sólido y líquido en Andorra la Vella y en la cima del puerto, y solo líquido en Canillo. Siendo sincero, el avituallamiento me pareció algo escaso en cuanto a variedad, aunque supongo que suficiente.
El descenso de Envalira, al menos hasta Pas de la Casa, era algo técnico y había que tener cuidado con no pasarse de frenada en las curvas —sobre todo teniendo en cuenta que el tráfico no estaba cortado—. Poco después de dejar atrás Pas de la Casa, entramos en Francia para subir la última dificultad del recorrido: el puerto de Puymorens. El puerto de Puymorens es bastante corto y con pendientes moderadas, aunque lo que realmente lo hizo algo duro fue todo el esfuerzo anterior hasta llegar allí.
Una vez superado el puerto de Puymorens, solo quedaba disfrutar del regreso a Puigcerdá. El descenso del puerto fue espectacular. Gracias a las grandes rectas dio tiempo hasta para disfrutar del paisaje.
