23 de septiembre de 2023. Hoy ha sido el primer día completo en Australia y ha sido día de excursión.
Hace meses, curioseando por Viator, encontramos una excursión de día completo cuyo principal atractivo era ver wombats y canguros salvajes en libertad. Con ese reclamo ya estábamos con la tarjeta en la mano para pagar, pero es que había mucho más. Había tanto más que diría que es una de las mejores excursiones guiadas que he hecho hasta la fecha.
Antes de ir al punto de encuentro de la excursión —empezaba a las diez de la mañana—, hemos bajado a la piscina y al gimnasio para activar el cuerpo después de tantas horas de viaje en los últimos días.
Primera excursión por Australia
El punto de encuentro era en la estación central de Sídney, y ahí nos han recogido junto con otras diez personas.
Nada más empezar la excursión, nos hemos presentado uno a uno y, casualidades de la vida, había una española en el grupo —reconozco que ha sido un alivio porque si no estas excursiones son como una clase de inglés de 10 horas—.
La primera parada ha sido el Sublime point, donde hemos podido ver unas espectaculares vistas de la cordillera de Illawarra y su costa. Ahí mismo nos han preparado el primer pic-nic.
Hemos continuado con la ruta para ir a comer una de las famosas pies australianas en el, parece ser, famoso «Robertson pie shop», un local de carretera con gran tradición en este tipo de comida. Yo he comido una de ternera, bacon y queso. No estaba mal pero sin más, tampoco repetiría por propia voluntad.
Una vez saciado el hambre, hemos continuado la excursión hacia la tercera parada: Carrington falls en el parque nacional de Budderoo. Carrington falls es una cascada en el río Kangaroo rodeada de una naturaleza que se desborda por todas partes. Nos han vuelto a ofrecer snacks y bebidas para recuperar las cuatro calorías quemadas en el recorrido que hemos hecho andando —poco más de media hora—, y hemos seguido con la ruta.
La siguiente parada —cuarta— ha sido en el impresionante parque nacional de Morton y su magnífica Fitzroy falls. En serio, los paisajes de este parque nacional son difíciles de describir. Tal vez un ¡hostia! serviría. Tan solo se me ocurre compararlo con otros de la talla del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido en Huesca.
Aunque parecía difícil seguir subiendo el nivel, aún nos quedaba la quinta y última parada. Hemos puesto rumbo al valle de los canguros —Kangaroo valley— hasta el Bendeela recreation area —una zona de acampada en pleno valle—.
El guía ha montado una carpa, ha sacado una barbacoa y nos ha preparado unas magníficas hamburguesas de canguro. Realmente no sabría decir la diferencia entre carne de canguro o de vaca pero estaba buena.
Ya cenados —aunque para los españoles sería más bien una merienda—, nos hemos ido en búsqueda de wombats y canguros. Como no podía ser de otra manera, el valle no ha defraudado y en cuanto ha ido atardeciendo los wombats y los canguros han empezado a aparecer por todas partes —ya habíamos visto algún que otro despistado un poco antes—. Ha sido un verdadero espectáculo.
Regreso a Sídney
Con la noche ya echada, hemos puesto rumbo a Sídney. Estábamos a más de dos horas en coche así que la gente, yo incluido, hemos ido cayendo y hemos ido echando cabezaditas. Cuando hemos llegado a la ciudad nos han dejado en la puerta del alojamiento —con la suerte de ser los primeros—.
Como la piscina aún estaba abierta, hemos aprovechado para ir a relajarnos en la piscina de agua caliente. Después, ya nos hemos ido a la habitación y hasta mañana.