
Llegar al Parque nacional Tierra del Fuego no tiene pérdida: si estás en América, basta con conducir siempre hacia el sur por la famosa carretera Panamericana; allí termina.
Las razones para visitar este parque pueden llegar a ser variadas: hay quien busca en él el fin de una ruta motera —son fácilmente reconocibles haciéndose fotos con el cartel que anuncia el final de la ruta nacional 3—, otras personas buscan la naturaleza en su máxima expresión —de hecho el 70% del parque es una reserva natural estricta donde las personas no pueden entrar— y otras, tal vez, tan solo buscan un lugar agradable donde pasar el día.
Sea como fuere, visitar el parque nacional más meridional del mundo no deja indiferente a nadie. Por desgracia, tampoco a tu bolsillo: el precio de la entrada durante nuestra visita —noviembre de 2024— fue de 30.000 pesos argentinos, es decir, unos 25 €; al menos aquí sientes que el dinero revierte directamente en la conservación del parque.
Un día en el Parque nacional Tierra de Fuego
Uno de los puntos de partida más habituales para una excursión al parque es, sin duda, Ushuaia (Argentina), capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Ushuaia se encuentra a pocos km —apenas 20— y es la ciudad mejor comunicada de la provincia gracias a su aeropuerto internacional.
Conforme uno va llegando a la entrada del parque, la carretera va empeorando hasta convertirse en una pista de tierra, aunque esta se encuentra en buenas condiciones. Al llegar a la entrada del parque hay que comprar la entrada de acceso, algo que se puede hacer directamente desde el coche. Una vez adquirida la entrada, uno ya puede circular libremente por todas las pistas del parque durante todo el día.
Centro de visitantes
Tal vez una primera parada —o al lo mejor la última— podría ser el centro de visitantes Alakush. Como su propio nombre indica, se trata de un centro de visitantes, pero realmente es algo más. Allí podrás encontrar información sobre el Parque nacional Tierra de Fuego en su sala de interpretación —algo muy útil al principio de tu visita—, pero también servicios tan interesantes como baños públicos o un restaurante, y otros no tan interesantes pero útiles como la tienda de regalos.
Alakush cuenta con un amplio aparcamiento, por lo que si vas al parque en tu propio vehículo no tendrás problemas en aparcar. Además, si has venido en taxi, aquí también podrás encontrar otro de vuelta a Ushuaia si no lo tienes previamente contratado. Si, por otra parte, haces tu visita en grupo, casi seguro que harás una parada aquí.
Sendas
Una de las cosas que más me sorprendió en mi reciente visita al Parque nacional Tierra de Fuego —noviembre de 2025— fue la magnífica red de sendas que alberga. No solo están perfectamente señalizadas —hay mapas con todas ellas—, sino que al comienzo de cada una tienes toda la información sobre la ruta: distancia, desnivel, nivel de dificultad, tiempo estimado, etc.
El estado de conservación de las sendas es sorprendentemente bueno, máxime teniendo en cuenta lo salvaje del lugar. Mención aparte merece la especial sensibilización con la accesibilidad: si bien hay senderos con cierto nivel de dificultad reservados a personas en buen estado de forma, hay unos cuantos que están perfectamente adaptados para, por ejemplo, acceder con silla de ruedas.
Hay sendas para todos los gustos y estados de forma, aunque la mayoría se clasifican como fáciles; y es cierto. Lo bueno de las sendas es que no son simplemente caminos por los que andar —que ya sería más que suficiente teniendo en cuenta la belleza del lugar—, sino que tienen un destino: visitar la Laguna Negra, llegar hasta la baliza que delimita la zona accesible del parque, ver la bahía Lapataia, visitar una castorera, llegar al hito XXIV que marca la frontera con Chile, etc.
Desde luego, si uno quiere recorrer todas las sendas del parque —lo cual es una gran idea—, necesita más de un día, y tal vez más de dos. De hecho, existe la posibilidad de comprar un pase para dos días con algo de descuento.