El Lago de Bled —patrimonio cultural de Eslovenia— está situado en la ciudad eslovena de Bled, a unos 55 km al norte de la capital del país. Se encuentra a 475 de altitud y a pocos km de la frontera con Austria. Desde hace décadas es uno de los lugares preferidos para veranear no solo de los eslovenos, sino de personas de países cercanos como Austria, Italia o Croacia; de hecho, el dictador Tito tenía aquí una villa para sus vacaciones.
Realmente es un sitio espectacular. Cuando uno llega por primera vez a Bled y ve su lago rodeado de naturaleza, no le queda duda de que este lugar es un buen sitio donde pasar unos días de vacaciones. Sin duda, medidas como la de impedir edificar nuevas casas, han ayudado a conversar el entorno; ya podrían tomar buena nota en muchos otros sitios.
Isla de Bled
Dentro del lago se encuentra una de las islas más famosas de Europa: la isla de Bled. Curiosamente, se trata de la única isla natural que tiene Eslovenia.
Es una isla bastante pequeña —0,82 hectáreas— en la que, desde lejos, destaca la iglesia de Peregrinación de la Asunción de María. Al parecer, esta iglesia es un lugar muy típico entre los eslovenos para casarse; aunque no parece especialmente práctico para llevar a los invitados.
En la isla no vive nadie de forma permanente, por lo que oficialmente es una isla deshabitada. Eso sí, que no viva nadie no quiere decir que a lo largo del día no reciba cientos —sino miles— de visitantes. De hecho, visitarla es de lo más turístico de la zona.
A la isla solo se puede acceder navegando hasta ella. Existe una normativa por la cual en el lago solo pueden navegar barcos a remo o eléctricos para preservar el ecosistema. La forma tradicional de navegar es mediante unas embarcaciones de madera a remo llamadas Pletna. Se trata de un oficio tradicional y de transmisión generacional; bueno, generacional entre cromosomas XY, es decir, de macho a macho…
La verdad es que navegar hasta la isla y pasear por ella es bastante agradable. Junto a la iglesia está el Provost’s house donde se encuentra un pequeño museo, una cafetería y una tienda de recuerdos. Existe un sendero que rodea toda la isla que te permite tener una visión completa del entorno.
Castillo de Bled
A 130 metros sobre el Lago de Bled, encaramado sobre una imponente roca, encontramos la segunda atracción turística más visitada de Eslovenia: el castillo de Bled. Se trata de uno de los castillos más antiguos del país —hay textos que ya lo citan a principios del siglo XI— perfectamente conservado, del cual podemos recorrer casi todos sus rincones: terrazas, torres, muros, etc.
El estado de conservación del castillo es impresionante. Han aprovechado sus estancias para dar cabida a distintas exposiciones. Dentro del castillo podemos encontrar:
- Casa de la imprenta. Podemos ver cómo es el proceso de impresión con una réplica de la imprenta de Gutenberg.
- Galería de la torre. Alberga distintas exposiciones de arte y fotografía.
- Museo. Acoge una exposición permanente del Museo Nacional de Eslovenia sobre la historia de la región de Bled.
- Bodega. Podemos catar —y comprar— vinos y aprender el proceso de embotellado de vinos.
Además, también podemos visitar la capilla —gótica del siglo XVI—, las terrazas —inferior, central y superior— y los muros del castillo. En la terraza inferior se encuentra una pequeña cafetería al aire libre donde puedes degustar —a un precio sensiblemente superior a lo habitual—, con unas magníficas vistas, uno de los pasteles más típicos de la zona: Kremšnita.
Para entrar al castillo hay que comprar una entrada que cuesta 17,00 € para los adultos, 11,00 € para los estudiantes y 7,00 € para los niños. Hay aparcamiento gratuito junto a las escaleras que llevan a la entrada. Realmente merece la pena entrar, visitarlo con tranquilidad y disfrutar de todo lo que ofrece este castillo.