Juegos Olímpicos de París 2024 ― Día 2

Campos Elíseos durante los JJ. OO. de París 2024
Campos Elíseos durante los JJ. OO. de París 2024

30 de julio de 2024. Hoy estaba llamado a ser un día histórico, aunque, por desgracia, finalmente ha acabado siendo un día un tanto decepcionante. Pero empecemos por el principio.

Hoy, por segundo día consecutivo, me he levantado poco después de las 5 de la mañana. Ayer para pillar el vuelo a París y hoy para asistir a lo que tendría que haber sido la primera prueba de unos Juegos Olímpicos que hubiera presenciado en mi vida: triatlón masculino.

Como suele pasarme, me he despertado ilusionado un minuto antes de que sonase el despertador. Me gusta despertar al despertador. Me he vestido, he desayunado y he puesto rumbo al puente de Alejandro III, sede del triatlón en París 2024.

La noticia que nadie quería oír

Amanecer sobre el puente de Alejandro III de París
Amanecer sobre el puente de Alejandro III

Tras el intenso calor de ayer ―hoy ha sido aún peor―, la mañana, con apenas 20 °C, parecía el paraíso.

Para variar, he llegado antes de lo previsto. Por no llegar tarde acabo llegando pronto. Gracias a ello, he ido directamente al punto que vi ayer donde vería mejor la prueba ―puente de los Inválidos―. Tenía sitio de sobra para ponerme donde más me gustase. Eran poco más de las 6:30 y aún quedaba casi hora y media hasta que empezase la prueba.

Todo parecía ir sobre ruedas. Además, como regalo extra, los que ya estábamos esperando hemos sido testigos de un bonito amanecer sobre el puente de Alejandro III, el Petit palais ―sede de la esgrima― y el Sena.

Cuando he pasado por la zona de transición y meta, me ha extrañado que aún no hubiera nadie ni ningún material deportivo para las transiciones. Como era la primera vez que iba a un evento así, tampoco sabía muy bien los tiempos que hay para hacer el check-in. No le he dado mayor importancia.

Ha ido pasando el tiempo y ya se notaba un ambiente muy majo: sol, buena temperatura, aficionados al triatlón con sus camisetas, etc. De pronto un hombre ―no sabría decir de donde ha salido― se me ha acercado y me ha dicho ―en francés― que la prueba estaba cancelada. Le he preguntado, por si acaso había entendido mal, si era toda la prueba o solo la natación, y me ha confirmado que la prueba entera. Realmente estaba pospuesta, que no es lo mismo, pero el resultado era el mismo: hoy no se iba a competir.

¿Qué ha pasado?

Desde que se concedieron los XXXIII Juegos Olímpicos a París, una de las cosas que más preocupaba era la calidad del agua del Sena. Dicen que se han invertido 1.600 millones de euros en sanear sus aguas, pero hasta la fecha los análisis no habían sido satisfactorios. Aun así, alguna mente brillante ―o con intereses― decidió mantener la sede del triatlón en París y hacer el segmento de natación en el Sena.

Al final ha pasado lo que tanto temíamos, hoy a las cuatro de la mañana han resuelto que el agua no era segura para nadar en ella y, por lo tanto, no se podía celebrar la prueba. Han propuesto posponerla a mañana después del turno de las mujeres.

Cambio de planes, más o menos

Pebetero de París 2024
Pebetero de París 2024

Que no se haya celebrado la prueba de triatlón masculino no ha cambiado mucho nuestros planes porque, de haberse celebrado, hubiera terminado sobre las diez de la mañana. El resto de día, con prueba o sin prueba, estaba pensado para el turismo. Los planes que sí que cambian, de confirmarse lo dicho hoy, son los de mañana: en vez de terminar a las 10:00, terminaré a las 13:00.

Tan solo he tenido que “rellenar” un par de horas que he invertido en ir a ver el pebetero, tomar un café e ir a hacer cola en la tienda oficial para cuando abriesen a las diez.

Día de turismo en París

Sacré-Cœur de París
Sacré-Cœur

Tras entrar en la tienda oficial de los Juegos y comprar una bolsa de algodón de recuerdo ―hecha en china, por supuesto―, hemos comenzado nuestra visita turística a la ciudad. Bueno, una parte de ella, ya que hemos distribuido lo que queremos hacer a lo largo de hoy, mañana y pasado mañana.

Hemos comenzado nuestro tour yendo al barrio de Montmartre para visitar la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre, más conocida por su nombre en francés: Sacré-Cœur.

Una de las cosas que aprendimos ayer es que estos días, más que nunca, la mejor forma de moverse por París es bajo tierra. Aunque hay alguna parada de metro cerrada ―como la de Concorde―, la red de metro es la mejor opción para moverse porque también hay muchas líneas de autobús ―sobre todo en el centro― afectadas. Es por esto que hemos comprado el forfait de un día para poder usar el transporte público de forma ilimitada.

Gracias a tener todos los transportes de Île-de-France ―departamento en el que está París― incluidos, hemos podido subir gratis al Sacré-Cœur en el famoso funicular de Montmartre. Como no podía ser de otra forma, las escaleras del Sacré-Cœur estaban hasta arriba de gente y había que hacer cola para entrar a la basílica. Por suerte avanzaba rápido y en unos pocos minutos estábamos dentro.

Hora de comer y resto de la tarde

Arco del triunfo de París
Arco del triunfo

Ya que estábamos en el pintoresco barrio de Montmartre hemos decidido comer allí. Había una infinidad de restaurantes y al final nos hemos decidido por uno italiano que tenía horno de leña. No ha estado mal, pero de nuevo sin aire acondicionado con más de 35 °C en la calle.

Hemos aprovechado la pausa de la comida para planificar los próximos pasos. Al final hemos decidido lo siguiente: ir paseando bajo el sol abrasador hasta el famoso Moulin Rouge, tomar un café frío ―en un Starbucks porque es el único local que hemos visto que tienen aire acondicionado decente―, ver el bar de la película de Amelie, visitar el museo de la Vida Romántica y, por último, ir a ver el Arco del triunfo.

Dicho y hecho. Aprovechando al máximo nuestro forfait de viajes ilimitados, hemos ido cumpliendo todos los objetivos. De hecho, hemos incluso ampliado nuestra lista con una visita a una librería donde me he comprado un libro de Sylvain Tesson: Petit traité sur l’immensité du monde.

Terminando el día

Sentados en una de las cuatro “patas” del Arco del triunfo, acalorados ―aunque a la sombra, eso sí―, cansados y con algo de hambre, hemos pensado que una retirada a tiempo es una victoria. No hay mejor marco para pensar de esa forma que debajo de un monumento dedicado a las victorias napoleónicas.

Así pues, hemos creído ya le habíamos sacado todo el jugo al día y que no estaría mal ir pensando en volver al hotel a descansar y cenar algo por el camino. Hemos bajado andando por los Campos Elíseos hasta una parada de metro y hemos ido a cenar en las inmediaciones de la estación de Saint-Lazare. Ha sido una buena cena para terminar un buen día. Esperemos que mañana se cumplan las previsiones de contaminación del Sena y pueda haber competición.

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