En la sociedad tradicional andorrana, como en el resto de los Pirineos, las casas eran fundamentales: representaban a la familia y a su patrimonio. Eran elementos centrales de la organización social. En este contexto, la Casa Rull de Sispony fue una de las más destacadas en La Massana (Andorra).
Construida en el siglo XVII, aun en día conserva su esencia. Aunque se trataba de una casa adinerada, no ostentaba grandes lujos. Sin embargo, nos permite conocer cómo era una familia tradicional andorrana entre los siglos XIX y XX; cuando la agricultura y la ganadería eran pilares económicos.
Con una planta baja, dos pisos y un desván, la casa ha experimentado cambios según las necesidades familiares. Visitar esta casa museo nos da una visión nítida de cómo era la vida en la Andorra de aquella época: la estructura familiar, la organización social y las actividades agrícolas. Además, es una buena oportunidad para comprender el papel crucial que desempeñaban las casas.
Visitar la Casa Rull
Casa Rull se encuentra en la pequeña aldea de Sispony, a pocos minutos en coche del centro de La Massana. La carretera hasta allí está en buen estado —como todas en Andorra—, pero es muy estrecha y dos coches caben a duras penas. A diferencia de otros museos, este no dispone de aparcamiento para visitantes y en la calle tampoco hay plazas; para encontrar sitio donde dejar el coche hay que subir un poco más —no sé si en temporada alta esto puede ser un problema—.
El coste de la entrada general es de 5,00 € —en abril de 2024—, la entrada reducida —mayores de 65 años, estudiantes, grupos de más de 10 personas y poseedores del PassMuseu— cuesta 2,50 € y es gratuito para menos de 10 años entre otros colectivos.
Visita libre con audioguía
La visita empieza con un audiovisual de introducción de 18 minutos en el que explica brevemente la historia de Andorra y de la casa. Una vez acabado este, te hacen entrega de una audioguía y comienza la visita libre por la casa.
Cruzando la puerta principal desde el exterior comienza la visita a la casa. Desde la planta calle vas subiendo por las escaleras —no hay opción de ascensor— a los distintos pisos, recorriendo todas las estancias de la casa. Cada estancia tiene un número que corresponde con la explicación de la audioguía. Las explicaciones son realmente interesantes y te hacen comprender perfectamente lo que estás viendo: despensa, bodega, cocina, huerto, habitaciones de invitados, sala principal, distintas habitaciones basadas en las distintas fases vitales, el horno, el desván, etc.
Ya en el desván, hay un último audiovisual de 10 minutos. Desde allí, ahora sí, el descenso se hace por un ascensor exterior que te lleva directamente al vestíbulo donde se encuentran la taquilla y la pequeña tienda de recuerdos.
La visita a la Casa Rull es tremendamente recomendable. No solo te da la oportunidad de volver en el tiempo y ver cómo se vivía en aquellas épocas, sino que además terminas la visita con la agradable sensación de haber aprendido un poquito más sobre la historia de Andorra y de sus gentes.
Si te interesa la historia, y en concreto la de Andorra, no dejes de visitar las demás casas museo: Casa Cristo, Casa d’Areny-Plandolit y Cal Pal.