El campo de Rivesaltes fue construido en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Su origen se remonta a los años previos, cuando la llanura de Rivesaltes fue vista como un espacio adecuado para maniobras militares. Aunque su construcción comenzó durante la guerra, ya en 1939 el campo recibió a grupos de nativos coloniales en tránsito.

Durante el conflicto, su uso militar se ajustó a las distintas fases de la guerra, incluyendo la movilización, la ocupación alemana y la posterior retirada de las tropas. Tras la Liberación, se utilizó como prisión para prisioneros de guerra y sospechosos de colaboracionismo. El campo conservó una función militar intermitente hasta su cierre.

Campo de internamiento y política de exclusión

A partir de 1938, el decreto francés de internamiento administrativo permitió la detención de personas consideradas un peligro potencial para el país. Este decreto inicialmente afectó a refugiados de la Alemania nazi y, más tarde, a republicanos españoles que huían de la Guerra Civil.

Durante el régimen de Vichy, el campo de Rivesaltes se convirtió en un centro de internamiento para extranjeros indeseables, judíos y gitanos. En 1942, el campo jugó un papel clave en la deportación de judíos a campos de exterminio, aunque muchos lograron escapar gracias a la ayuda de organizaciones humanitarias. Al final de la guerra, más de 17.500 personas pasaron por el campo, la mayoría de ellas refugiados españoles y judíos.

El campo durante la Guerra de Argelia

Durante la Guerra de Argelia, el campo de Rivesaltes acogió a reclutas que partían hacia el conflicto. Tras los acuerdos de Évian, en 1962, el campo recibió a harkis, excombatientes argelinos que habían servido en el ejército francés. Estos refugiados y sus familias fueron realojados en barracones, aunque las condiciones de vida eran precarias. Con el tiempo, muchos de ellos se trasladaron a otras áreas de Francia, pero el campo se mantuvo operativo hasta su cierre oficial en 1964.

Usos posteriores y cierre definitivo

Tras la partida de los harkis, el campo de Rivesaltes albergó brevemente a militares guineanos y vietnamitas que habían servido a Francia. A partir de 1986, uno de los bloques se convirtió en un centro de retención administrativa para extranjeros en proceso de deportación. Este uso se mantuvo hasta su cierre definitivo en 2007, marcando el fin de una historia de más de siete décadas en las que el campo desempeñó diversas funciones, tanto militares como civiles.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio