![Tromsø](https://cosetas.es/wp-content/uploads/2024/12/Tromso-1024x576.jpg)
22 de diciembre de 2024. Último día en Tromsø. Hoy al mediodía teníamos que estar en el aeropuerto para coger nuestro vuelo de vuelta a casa. Como a la ida, el vuelo no era directo, sino que teníamos que hacer escala en París. De hecho, hoy dormimos en París.
Tras recoger todas nuestras cosas y desayunar, hemos dejado el alojamiento. De nuevo hemos ido con bastante tranquilidad, ya que era domingo y todo iba a estar cerrado o abría muy tarde. El plan inicial era ir a recargar el coche al centro —a nuestro centro comercial de confianza—, dar una última vuelta e ir al Museo Universitario de Tromsø. El plan no ha salido del todo como habíamos pensado, pero no ha estado mal.
Última mañana en Tromsø
Como habíamos pensado, hemos ido directos al mismo centro comercial en el que hemos recargado el coche en varias ocasiones a lo largo de estos días. Mientras íbamos hacia allí nos ha dado por preguntarnos si estaría abierto; por lo que fuera habíamos dado por supuesto que lo estaría. No era así. Al llegar, el aparcamiento del centro comercial estaba cerrado y no se podía acceder a la estación de recarga.
Con una aplicación que me descargué antes de venir hemos buscado otra estación de recarga, pero todas las que estaban cerca eran de recarga bastante lenta e íbamos a necesitar bastante tiempo para completar el proceso; ayer dejamos el coche con apenas un 25% de batería. Hemos visto que al otro lado del puente —parte continental de Tromsø—, había una estación de carga de similares características a las del centro comercial; de hecho, esta estación también estaba en un centro comercial, pero, a diferencia de la otra, estaba en el exterior por lo que sí se podía acceder a ella.
Catedral del Ártico
![Catedral del Ártico en Tromsø](https://cosetas.es/wp-content/uploads/2024/12/Catedral-del-Artico-en-Tromso-1024x576.jpg)
El cambio de estación de recarga ha cambiado nuestros planes: en principio queríamos haber dado una última vuelta por el centro de la ciudad y aprovechar para hacer algunas fotografías sin apenas gente, pero al tener que cruzar al otro lado ya no era viable. Como todo en la vida, es cuestión de replantearse la situación y sacarle jugo. Aunque estaba un poco alejada de la estación de recarga, hemos ido dando un agradable paseo hasta la llamada catedral del Ártico.
Hoy la mañana ha salido despejada y, a pesar de estar en noche solar y gracias a la nieve, había mucha luz. Tras apenas un cuarto de hora caminando sobre la nieve, y con Tromsø a nuestra izquierda como testigo, hemos llegado a la Catedral del Ártico.
La mal llamada Catedral del Ártico —en realidad es una iglesia parroquial que se llama iglesia de Tromsdalen— es uno de los edificios más icónicos y turísticos de la ciudad; eso solo podría significar una cosa: la entrada no es gratuita. Curiosamente, desde la calle se puede ver perfectamente el interior y, a nuestro juicio, no merecía la pena pagar por entrar. Lo realmente espectacular es el exterior.
Museo Universitario de Tromsø
![Museo Universitario de Tromsø](https://cosetas.es/wp-content/uploads/2024/12/Museo-Universitario-de-Tromso-1024x576.jpg)
Cuando ya estábamos caminando de vuelta hacia el coche, embelesados con las casas que había con vistas a la isla —la inmensa mayoría casas de madera, ni grandes ni pequeñas, perfectamente cuidadas y decoradas e iluminadas muy elegantemente—, hemos recibido la factura de la recarga del coche. La recarga estaba completa. Al llegar al coche hemos puesto rumbo a nuestra última parada del día y del viaje: el Museo Universitario de Tromsø.
El Museo Universitario de Tromsø se encuentra en la punta sur de la isla, por lo que para llegar allí hemos recorrido una parte que aún no habíamos visto. De nuevo nos han asaltado sentimientos de envidia sana al ver la forma de vida noruega: barrios con preciosas casas bien cuidadas, gente disfrutando de su ocio de forma activa, tranquilidad por todas partes… Cuando uno recorre alguno de los países nórdicos —por suerte en los últimos años he estado en todos— se da cuenta de la importancia de la igualdad social para tener una felicidad colectiva.
Cuando ayer visitamos el Museo Polar ya me quedé con sentimientos encontrados: por una parte, la exposición en sí no estaba mal, pero por otra no dejaba de tener la sensación de que aquel museo estaba un poco anticuado. Me ha pasado lo mismo con el Museo Universitario. Incluso en este ha sido algo peor, ya que había muchas partes de las exposiciones que solo estaban en noruego y en sami. Cuando llegamos a Tromsø tenía la esperanza de que sus museos estuvieran a la altura de los de Oslo, pero, lamentablemente, y siempre en mi opinión, están bastante lejos de la calidad de aquellos.
El viaje se acaba
Ya sin tiempo para mucho más, hemos completado la circunvalación sur de la isla para llegar al aeropuerto. Siempre me resulta curioso lo distinto que me parece un mismo aeropuerto dependiendo de si voy o de si vengo.
Hoy hemos terminado el día en París y mañana, a primera hora, volvemos a Barcelona para volver en coche a casa.
Cuando viajo trato de mantener un equilibrio entre mis expectativas y lo que quiero “conseguir” del viaje, entre lo que he estudiado antes de ir y lo que quiero aprender in situ. No siempre es sencillo mantener este equilibrio, porque no se puede controlar todo; ni falta que hace. Pues bien, en este viaje había muchas cosas que necesariamente tenían que quedar al azar, pero hemos ido cambiando nuestro estado de ánimo para sentir que la suerte, de nuevo, ha vuelto a ser nuestra más preciada compañera de viaje.