Mundial de ciclismo en ruta Zurich 2024

Ser consciente de que algo que se está viviendo puede pasar a la historia es muy complicado. Este tipo de cosas solo se ve con el tiempo, cuando el polvo después del revuelo se asienta y nos permite ver el resultado final. O no. Después de ganar su tercer Tour de Francia, Tadej Pogačar dijo claramente —que se expresen las intenciones abiertamente no es algo habitual hoy en día— que este año quería ganar el mundial de ciclismo en ruta.

¿Qué puede hacer uno al tener la oportunidad de poder disfrutar de uno de los mejores ciclistas de la historia en directo? Comprar un billete de avión y plantarse en Zúrich para asistir al mundial de ciclismo en ruta Zurich 2024.

Fin de semana de ciclismo en Zurich 2024

Un campeonato mundial de ciclismo en ruta consta de muchas pruebas a lo largo de más de una semana. No solo existen las pruebas élite femenina y masculina. Por desgracia, la realidad es que estas dos pruebas suelen eclipsar al resto; supongo que al final no deja de ser el reflejo de la proporción de los aficionados —practicantes— de cada disciplina.

Día de la prueba de élite femenina

Élite femenina Zurich 2024

Llegué a Zúrich (Suiza) el sábado 28 por la mañana con tiempo suficiente para poder ver la prueba femenina al completo. Las previsiones se cumplieron y, conforme el avión descendía, el sol y el cielo azul dejaron paso —muy a mi pesar— a un cielo nublado que dejaba caer una ligera lluvia. Al menos iba preparado para ello; mental y físicamente. La temperatura no era especialmente fría, pero desde luego no hacía calor. Yo no saldría en bici con ese tiempo.

Faltaban unas horas para que comenzara la prueba —y más hasta que llegaran al circuito de Zúrich— así que fui directo al Museo Nacional de Zúrich. Este museo está nada más salir de la estación central de trenes y yo diría que te puedes pegar una semana entera dentro de él. Es inmenso. Y no solo es inmenso, sino que además sus exposiciones son magníficas. Desde luego una visita más que recomendable.

Poco a poco fue pasando el tiempo —las horas en el museo pasaron tan rápido como crecía mi pena por no poderlo verlo en condiciones—. El pelotón ya estaba llegando a la ciudad, por lo que comí rápidamente y me fui al primer punto para ver el primer paso.

Circuito

Una de las mejores cosas que tienen este tipo de pruebas es que siempre tiene un circuito final al que las ciclistas, en este caso, dan vueltas. Esto te permite ver a las deportistas varias veces y no tan solo unos fugaces segundos como pasa en las etapas en línea. —Eso sí, al menos en las etapas de montaña pasan más “lentas”—. En este caso daban 5 vueltas, cosa que aproveché para ir recorriendo a pie parte del trazado dentro de la ciudad e ir grabando desde distintos sitios.

Aunque el tiempo no acompañó en ningún momento, no fue especialmente desagradable. Pude disfrutar de una buena jornada de ciclismo y, dado que el ciclismo femenino aún no tiene tantos seguidores como el masculino —solo hubo aglomeración en la línea de meta—, pude ver el sprint final y cómo Lotte Kopecky revalidaba el título mundial.

Día de la prueba de élite masculina

Élite masculina Zurich 2024

Amaneció un día radicalmente distinto: cielo azul con alguna que otra nube —de las algodonosas que no amenazan lluvia— y una temperatura agradable —más aún al sol—. La jornada anterior había sido muy exigente, así que aproveché a llegar casi a la hora límite del check-out y descansar. Bueno, en realidad es que quería terminar el libro que estaba leyendo porque me vencía el préstamo en la biblioteca; además de estar muy interesante.

De nuevo en la calle. La mañana invitaba a pasear, así que tras comprar algo para la comida, fui dando vueltas hasta la fan zone cerca de la llegada. Mi visita tuvo premio y me llevé una simpática gorra ciclista de un banco suizo. ¿Qué hay más suizo que un banco? ¿Montañas? ¿Chocolate? ¿Relojes? No, los bancos. El negocio está en los bancos.

Circuito

La prueba masculina era mucho más larga que la femenina, así que salían a media mañana. También tenían más recorrido hasta llegar a Zúrich y ocho vueltas al circuito en lugar de cinco. Eso sí, el circuito era el mismo.

Nada más llegar al circuito ya era evidente que la carrera masculina levantaba más pasiones que la femenina. Ya no solo por la marabunta de gente, sino porque las personas iban especialmente motivadas: banderas, maillots, pancartas, etc.

Mi “estrategia” iba a ser la misma: ir recorriendo el circuito para ver cada paso en distintas posiciones. Al ser ocho vueltas en lugar de cinco, en esta ocasión empecé justo después de la línea de llegada.

Todos los pasos tuvieron algo especial. Los primeros, con el pelotón casi al completo, fueron impresionantes. De hecho, en el primer paso hasta se levantó algo de viento debido al paso de los ciclistas. En varios pasos, incluido el primero, aproveché las curvas de 90 grados para situarme en los puntos de giro y ver a los ciclistas trazarlas con esa sencillez que solo un profesional sabe hacer. Después fui subiendo hacia las primeras rampas antes de salir de la ciudad. Como no podía ser de otra manera, en las pendientes más duras las calles estaban a reventar; nada que ver con el día anterior. Había un ambiente festivo que recordaba al de los puertos de alta montaña.

Tras el último paso, una marea humana —de la cual formaba parte— empezó a bajar hacia el lago para honrar la llegada de Pogačar y verlo levantar, eufórico, los brazos como nuevo campeón del mundo en ruta.

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