El pasado domingo 17 de marzo tuvo lugar en Zaragoza la XXVI Media maratón Ibercaja ciudad de Zaragoza 2024. La carrera contó con la presencia de 3000 atletas, pero sin grandes figuras del panorama profesional.
Tras retrasar mi participación desde 2020, cuando fue cancelada por la pandemia de COVID-19, este año por fin la pude encajar en mi calendario —más por quitármela de encima que por ganas de hacerla—. Se trató más de un entrenamiento que de otra cosa, pero bueno, se hizo lo que se pudo.
Recogida del dorsal
Sin saber muy bien por qué, la recogida del dorsal fue en el palacio de deportes de Zaragoza, muy alejado del centro y de la salida de la carrera.
La bolsa de corredor incluía: bebida isotónica, frutos secos, gominolas, pavo en lata y poco más. La verdad es que fue un poco decepción teniendo en cuenta la cantidad de patrocinadores que tiene la carrera. Además, como es habitual en este tipo de pruebas, nos dieron una camiseta conmemorativa. No estaba mal, pero sin más.
Día de carrera
La salida era a las 8:45 desde Paseo Echegaray y Caballero a la altura del puente de Piedra. La salida estaba dividida en varios cajones —cinco, si no recuerdo mal— en función de los tiempos estimados declarados en la inscripción.
Se trataba de un nuevo recorrido —para mí desde luego porque era la primera media maratón que hacía en Zaragoza— bastante enfocado en el centro de la ciudad. Debido a esto, pasamos por los mismos puntos varias veces, algo que no me suele gustar mucho, pero que permite a los espectadores ver a sus amigos y familiares varias veces sin tener que moverse.
El día, sin duda, acompañó: sol, temperatura agradable —ni frío ni calor— y ausencia de viento —todo un milagro en Zaragoza—.
La carrera transcurrió sin mayores incidentes —al menos no llegué a ver ninguna ambulancia, que no es poco—, aunque se volvieron a ver las típicas imágenes de quienes no saben valorar su estado de forma —cuanto mal han hecho las frases de automotivación—.
Aunque la organización en general estuvo bastante bien, aún no entiendo cómo en los avituallamientos solo había agua —cada cinco km—. Se trataba de una prueba de media distancia y lo mínimo que se espera, al menos en los últimos avituallamientos, es algo de alimentación —bebida isotónica, geles de glucosa, etc.—.