Verona es una ciudad mediana en el norte de Italia en la región de Véneto. Aunque es mundialmente famosa —al menos en los países «occidentales»— por la tragedia «Romeo y Julieta» del dramaturgo inglés William Shakespeare, es una ciudad con más de dos milenios de historia que sorprende al visitante.
El centro histórico de la ciudad no es muy grande, se puede recorrer andando tranquilamente en una tarde. Eso sí, que sea pequeño no quiere decir que tenga poco atractivo, de hecho es realmente impresionante el patrimonio que guarda en sus preciosas calles.
Cuenta con unos cuantos museos bastante interesantes pero, si no se tiene mucho tiempo, simplemente andar por sus calles ya merece una visita a la ciudad.
Patrimonio histórico de Verona
Como no puede ser de otra manera, la historia antigua de la ciudad está fuertemente marcada por su pasado romano. Desde el siglo I ya formó parte del Imperio romano lo cuál dejó una huella que ha llegado hasta nuestros días.
Tal vez uno de los ejemplos más impactantes de ese pasado romano sea su Arena, pero su patrimonio no se queda ahí. Gracias a su apogeo en el siglo XIII, hoy en día encontramos auténticas joyas por sus calles que atestiguan siglos de prosperidad, como puede ser la Torre dei Lamberti o el duomo di Santa María Matricolare.
Arena de Verona
Los estudios más recientes datan la Arena en la época Julio-Claudia —14-54 d.C.—. Por su tamaño y complejidad, representa un precedente importante para la construcción del Coliseo en el año 80 d.C. En ella tenían lugar los espectáculos más populares de la época: lucha de gladiadores y cacerías de animales exóticos.
El erario público o particulares adinerados sostenían la carga económica, que variaba según se utilizaran gladiadores locales o de escuelas prestigiosas.
Fue construido fuera de las murallas de la ciudad para evitar posibles disturbios en el concurrido centro de la ciudad, pero en una zona de fácil acceso desde las principales vías de conexión.
Cuando en la época de las invasiones bárbaras, al ser más alta que las murallas, podría haber facilitado la penetración de los enemigos en la ciudad en caso de asedio, el emperador Galieno I, y posteriormente Teodorico, la rodearon de murallas aislándola del resto de la ciudad. Además, Teodorico demolió gran parte del anillo exterior —31 m de altura— y utilizó sus bloques para las paredes.
En términos de tamaño, ocupa el octavo lugar entre los anfiteatros romanos y el cuarto en Italia, después del Coliseo, el gran anfiteatro de Capua y el de Milán. Las entradas a lo largo del eje menor estaban reservadas para los invitados distinguidos, las del eje mayor servían una para la entrada de la procesión de gladiadores —porta triunfalis— y la otra para la salida de los gladiadores heridos o muertos.
El aforo rondaba los 30.000 espectadores. En el interior tres galerías abovedadas sostienen el auditorio escalonado al que se accedía a través de 64 aberturas —vomitoria—. Originalmente el auditorio estaba dividido horizontalmente en sectores —moeniana— reservados a las diferentes clases sociales. Quizás estuvo cubierto por una tela segmentada para protegerlo del sol y la lluvia.
Torre dei Lamberti
Construída en 1172 por los Lamberti, en la época en que las familias nobles y comerciantes rodeaban la Piazza delle Erbe con sus torres y casas-torre compitiendo entre sí, domina el horizonte con sus 83 metros de altura. Aunque tenía una finalidad defensiva, también albergó una cárcel.
Probablemente la mandó construir el Bozeno de Lamberto, el mayor de la familia. Veinte años más tarde se incorporó al palacio románico della Ragione. La construcción inicial, más baja, fue sometida a varias elevaciones posteriores.
Después de que un rayo derribara la parte terminal en 1403, entre 1448 y 1463 se construyó el campanario octogonal de piedra sobre las ventanas de tres ojivales convirtiéndose así en la torre más alta de Verona. En 1779 se añadió el reloj que todavía funciona hoy.
La subida a la cima de la torre —con un cómodo ascensor— también permite admirar las dos campanas, fundidas varias veces, que marcaban los tiempos de la vida de la ciudad desde 1295: la más grande, el Rengo, convocaba los consejos ciudadanos o avisaba en caso de peligro —en tamaño, en el Véneto, sólo hay una campana de mayor tamaño: la campana principal de la Catedral de Verona— y las campanadas de la Marangona —marangon en veneciano significa carpintero—, avisaban a los artesanos al final del turno de trabajo y de incendios.
Duomo di Santa María Matricolare
El área en la que se encuentra el complejo de Santa Maria Matricolare incluye la catedral, la iglesia de Santa Elena, el baptisterio de San Giovanni in Fonte, el claustro de los canónigos, la biblioteca capitular, la plaza y el obispado. Durante la época romana aquí se encontraban las termas y un templo dedicado a Minerva.
En la alta Edad Media se convirtió en el centro de la comunidad cristiana de Verona. En el siglo IV se construyó la primera basílica, una pequeña capilla con ábside y nártex, pero un siglo después ya era demasiado estrecha y se construyó otra de tres naves.
Las excavaciones arqueológicas en Santa Elena permiten admirar los hermosos suelos de mosaico de las dos iglesias de los siglos IV y V. Quizás un incendio o un terremoto provocaron el derrumbe del edificio entre los siglos VII y VIII, que fue reconstruido más al sur bajo el obispo Hanno (750-780).
La catedral actual fue consagrada por el Papa Urbano III el 13 de septiembre de 1187. En el siglo XV se elevaron las naves y se cubrieron con bóvedas de crucería. Los pilares sustituyeron a las columnas románicas y se abrieron las capillas laterales.