Jueves 6 de julio. Después de la primera etapa de montaña del Tour de Francia 2023, los ciclistas iban a afrontar una nueva etapa montañosa en la que encadenarían tres grandes puertos: Aspin, Tourmalet y Cauterets-Cambasque.
Las previsiones meteorológicas no eran nada halagüeñas. Desde hacía días avisaban de la posibilidad de lluvia durante la jornada. Las últimas previsiones parecían más optimistas, aunque seguía habíendo posibilidad de tormentas de cara a la tarde.
Las dudas sobre el tiempo ponían dos opciones sobre la mesa: ir en coche hasta la localidad de Pierrefitte-Nestalas — localidad situada al comienzo del último puerto de montaña — y ver pasar allí la carrera o arriesgarse y seguir con el plan inicial de ir en bicicleta hasta el final de etapa.
Durante el desayuno, las personas que iban a ir a ver la etapa estaban de acuerdo: a pesar de las previsiones meteorológicas iban a ir a Cauterets. Nosotros no íbamos a ser menos y, en el último momento, decidimos continuar con el plan inicial: desde el alojamiento — a unos 40 kilómetros de la línea de meta y con 1300 metros de desnivel positivo acumulado — iríamos pedaleando asumiendo la posibilidad de tormenta.
Pedaleando hasta el final de etapa
La ruta en bicicleta iba a ser bastante distinta a la del día anterior en muchos aspectos.
Casi desde el primer momento ya se empezaba a subir, aunque es cierto que hasta Pierrefitte-Nestalas la subida iba a ser muy ligera. A partir de ahí, empezaba lo duro. Los paisajes también iban a ser distintos. La dirección iba a ser prácticamente todo el rato sur, por lo que en seguida íbamos a estar rodeados de montañas.
El recorrido
El recorrido lo podríamos dividir en tres partes:
- Alojamiento – Lourdes. Carretera convencional con poco tráfico (era día laborable a media mañana).
- Lourdes – Pierrefitte-Nestalas. Espectacular vía verde (Voie Verte des Gaves) totalmente segregada del tráfico que transcurre cercana al gave (río de montaña) y que, además de evitar a los coches, evita las subidas y bajadas de la carretera.
- Pierrefitte-Nestalas – Cauterets-Cambasque. Carretera convencional que, gracias al Tour y sin estar cortada al tráfico al principio de la mañana, apenas tenía tráfico.
Subida del puerto Cauterets-Cambasque
El puerto de Cauterets-Cambasque empieza desde la salida de Cauterets. Tiene una longitud de 5 km con un desnivel positivo acumulado de 379 m, lo que da una pendiente media del 7,5 %. Este dato de pendiente media engaña, ya que gran parte de la subida tiene un desnivel entorno al 10 % pero, al haber un km al 2 %, la media baja considerablemente.
La subida hasta Cauterets transcurre en todo momento al lado del gave de Cauterets. Como no puede ser de otra manera, en el departamento de Altos Pirineos, los paisajes son espectaculares: carretera estrecha entre altas montañas, enormes acantilados hasta el gave, etc.
Una vez que se llega a Cauterets y se comienza a subir el puerto de Cauterets-Cambasque, el paisaje cambia y toma protagonismo el magnífico valle de Saint-Savin. Poco a poco vas subiendo hasta el único «descanso» del puerto — hay hasta una pequeña bajadita —, pasado el cual llegas al increíble alto de Cambasque, final de la 6ª etapa del Tour de Francia 2023.
Aunque el puerto propiamente dicho empezaba a 5 km de la línea de meta, desde Pierrefitte-Nestalas a Cauterets la subida era constante, aunque no especialmente dura, y sumaba un total de 16 km, lo cual la clasificaba como una subida hors categorie.
Paso de la carrera
Tras completar la subida del puerto, teniendo en cuenta la gran cantidad de gente que había y lo complejo que iba a ser la evacuación de los equipos, decidimos hacer como otras veces y bajar parte del puerto para esperar allí el paso de la carrera.
A unos 5 km del comienzo de la subida desde Pierrefitte-Nestalas, encontramos un buen sitio donde parar. No había gente y teníamos una buena visión de la carretera — en mitad de una recta con una cierta pendiente —.
Entre subir y bajar el puerto hasta donde paramos y comer, el tiempo voló y casi sin darnos cuenta la caravana publicitaria ya estaba llegando. Parece ser que hubo algún fallo de organización porque la caravana terminó antes de lo normal y, en seguida, comenzaron a pasar coches de carrera a toda velocidad. Aún así nos llevamos un buen botín.
Gracias a que teníamos cobertura en el móvil — es habitual quedar incomunicados en los puertos de alta montaña —, pudimos seguir la carrera y estar preparados para la llegada de los ciclistas.